lunes, 4 de octubre de 2010

Un Método Bíblico de Enseñanza

 Este artículo fue publicado originalmente en:
http://www.principleapproach.com

¿Existe un método bíblico de enseñanza?
Único entre los métodos de enseñanza en la actualidad es aquel que fue usado por nuestros Padres Fundadores y por los escritores de la Biblia el cual depende de las Escrituras para su metodología. Pablo es el mejor ejemplo de alguien que usó este método.
Cuando niño se le dio una excelente educación como a todos los muchachos
Judíos. Los muchachos Judíos todavía tienen que memorizar largos pasajes de la Escritura (el Antiguo Testamento) así como Pablo lo hizo. Recuerdo haber escuchado en una ocasión a muchachos Judíos recitándoles la Escritura a sus maestros mientras nos hallábamos en un viaje de campamento. Posteriormente Pablo estudió leyes bajo el gran abogado Gamaliel (Hechos 22:3). Pero, después de que Pablo nació otra vez por el Espíritu (I Corintios 15:8; Gálatas 4:29), mientras viajaba hacia Damasco (Hechos 22:14) la primera cosa que hizo fue retirarse al desierto (Arabia, Gálatas 1:15-17) porque no buscaría el consejo de los hombres sino el de Dios. El resultado de este tiempo a solas con Dios fue la obtención de su enorme perspicacia y comprensión que más tarde expuso con respecto al cumplimiento de las enseñanzas del Antiguo Testamento relacionadas con
Cristo (Romanos 1:1-6).
Su investigación de toda una vida de las Escrituras (Antiguo Testamento), las cuales escudriñaba y razonaba con respecto a las muchas doctrinas y principios de Dios, le condujo a sus exposiciones lógicas. Sobre estas escribió a iglesias e individuos mostrando como la Palabra se relaciona con nuestras vidas y como ha de aplicarse – apelando siempre al Espíritu quien reside en los corazones de todos los creyentes.
Un buen ejemplo del método Bíblico de educación es I Corintios 2:9-16.  Aquí, como en toda su enseñanza, Pablo apela al Espíritu en el interior, diciéndonos  que las cosas sobre las cuales ha estado hablando se han de “discernir espiritualmente.” (¿Incluimos nosotros la aportación de Dios con respecto a la asignatura que estamos enseñando? Como Pablo sabía, no somos simplemente seres fisio-psicológicos como los evolucionistas quisieran hacernos creer.
No, también tenemos un espíritu que debe ser abordado lo mismo que la mente.) Un breve bosquejo del anterior pasaje en I Corintios nos da los cuatro ingredientes antes mencionados: investigación, razonamiento, relación y registro.
Versículo 9: Está escrito.” Dios registró miles de palabras, pensamientos, ideas, verdades (como sucede justo aquí en estos versículos).
Versículo 10: “Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
Versículo 13 y 15: “... sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual” (mostrando como se relaciona lo uno con lo otro, lo mismo que, como las Escrituras se relacionan a la vida de uno.) (vs. 15) “El espiritual juzga (ejerce juicio en) todas las  cosas” para descubrir como estas se relacionan con la verdad contenida en la
Palabra.
¿Qué sucede cuando el Espíritu Santo es incluido en el aula de clases, cuando se apela al espíritu del niño a medida que se le imparte la enseñanza? ¿Es inspirado?
(Note que inspirado consta de dos palabras: en y respirar, una palabra usada con respecto al “Espíritu” Santo, la misma palabra). ¿Aumenta su aprecio por Dios? ¿Qué otros beneficios se acumulan cuando el maestro y el estudiante son inspirados por el Espíritu Santo con respecto a la materia de la asignatura que se está estudiando? En realidad, la educación se vuelve excitante. Estoy emocionada justo en este momento. La verdad de Dios hace que “cobre vida” cualquier asignatura.

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